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Por que’ bloguemos – Breve analisis economico de los blogs juridicos y de la blogosfera

di Maximilian Marzetti 1. INTRODUCCIÓN TERMINOLÓGICA Y SEMITÉCNICA Un blog es un sitio web que publica noticias, comentarios, material multimedial, etc., en estricto orden cronológico invertido (es decir, el post más nuevo arriba) , autoeditado y que usa tecnología RSS. La denominación primigenia in extenso era weblog, que se acortó a blog con el uso. La traducción literal del mbt outlet inglés al castellano es bitácora. Tanto en inglés como en castellano el significante hace alusión al libro que antiguamente llevaban los barcos en donde se anotaban los sucesos del día en orden sucesivo. Pocos bloggers usan la traducción castellana, prefiriendo la palabra inglesa. A este autor tampoco le gusta bitácora así que pido perdón de entrada porque usaré el más difundido anglicismo y sus declinaciones (en algunos casos, impropiamente castellanizadas). Los blogs pueden clasificarse de diversas maneras. Según su contenido, los hay de fotos (photoblogs), arte (artblogs), hipervínculos (linkblogs), audio (podcasting), videos (vlog). Según su autor pueden ser corporativos, académicos, profesionales, de diletantes, de opinólogos, etc. Los hay individuales y colectivos; de diseño minimalista (microblogs); especializados en alguna área del conocimiento en particular, disciplina o ciencia y también generalistas. La comunidad virtual de todos los blogs se llama blogósfera y existen motores de búsquedas especializados para encontrar blogs determinando parámetros específicos (el más famoso quizás sea Technorati ). En este artículo me referiré a los blogs en general y a los blogs jurídicos en particular, más propiamente llamados blawgs (contracción, crasis o portmanteu de los términos ingleses blog y law) desde una perspectiva de Derecho y Economía. La transdisciplina llamada Derecho y Economía o Análisis Económico del Derecho es la metodología científica más importante aplicada al estudio de las instituciones jurídicas que ha surgido desde la finalización de la Segunda Guerra mundial hasta la fecha. Simplificando bastante, se trata de la “aplicación de teorías y métodos empíricos económicos a las instituciones centrales del sistema jurídico” , según otra definición, se trata de la “aplicación de la teoría económica (principalmente microeconomía y conceptos básicos de economía de bienestar) para examinar la formación, estructura, procesos e impacto económico de la legislación y de las instituciones jurídicas” . Hasta aquí ha llegado este incompleto análisis de cuestiones lingüísticas y técnicas en relación a los blogs . En las páginas siguientes intentaré explicar las razones económicas que nos llevan a crear y mantener un blawg y porqué es importante que la World Wide Web se mantenga libre (que no significa que sea anárquica). 2. LA ECONOMÍA DE LA LIBERTADA DE EXPRESIÓN Existen muchas concepciones filosóficas de la verdad, desde las más absolutistas hasta las más relativistas. En una sociedad democrática, todas las concepciones extremas son peligrosas. Nadie debe autoproclamarse “dueño” de la verdad (o mejor aún, nadie debería creerle). Los “dueños de la verdad” han generado incontables guerras, persecuciones de índole religiosa, política, racial, pogromos, gulags, guetos, lagers y campos de exterminio. En una sociedad abierta (à la Popper) debe ser el “mercado de las ideas” el que determine “la verdad”. No sólo en la epistemología de la ciencia sino en muchos otros campos del saber toda verdad es “falseable” e hija de la historia. La democracia, en síntesis, requiere un criterio de verdad más bien “pragmático” o “de consenso”. En términos económicos la democracia es un mercado de ideas. En teoría, un mercado competitivo produce ideas en cantidad suficiente y la democracia es un mercado competitivo. Justamente ésta es la razón de ser de la garantía constitucional de la libertad de expresión. La teoría económica nos da tres sólidos argumentos para justificar la protección jurídica de la libertad de expresión : a) Evita el monopolio estatal sobre ideas e información. Verdad de Perogrullo, si el estado detenta el monopolio de la información estamos mal, muy mal (recordemos la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, la Rusia de Stalin o la Cuba de Castro). El líder o caudillo indefectiblemente abusará de semejante poder para favorecer su propio e interesado interés. Dictadores benévolos no abundan en los libros de historia. b) La fragilidad del mercado de las ideas. Me explico, económicamente hablando las ideas son bienes públicos por poseer dos características: (1) No son rivales (si X consume una idea ello no impide que Y consuma la misma idea); y (2) No son excluibles (si X quiere excluir a Y del consumo de la idea Z ello será imposible o antieconómico). Conclusión, la naturaleza de los bienes públicos genera una falla de mercado: como cualquiera podrá aprovecharse libremente de una idea creada por otro sin pagar por ella (comportamiento de free rider o polizón, en castellano) la provisión de ideas será subóptima. Este es un argumento que se ha usado repetidamente para recurrir a la regulación estatal para solucionar fallas de mercado (e.g. derechos de propiedad intelectual). En materia de blogging, dados los costos y beneficios, la solución es distinta. Para fomentar la producción de ideas deberán minimizarse las acciones conducentes a aumentar los “costos” de su expresión (censura, responsabilidad civil por opiniones de terceros, obligación de revelar las fuentes, etc.). c) El último argumento es de corte político. Desde la perspectiva económica tradicional, el beneficio que extrae cada votante individual del acto de ir a votar es muy bajo en relación al costo de informarse concienzudamente sobre a quién votar. En consecuencia, como la “demanda” de ideas políticas es baja, habrá que minimizar los costos legales de la libertad de expresión para fomentar la “oferta” de información sobre políticos, partidos y propuestas. La libertad de expresión es el mejor antídoto contra la opresión y un tónico democrático, mejor que la teoría política lo demuestra la teoría económica. 3. LA ECONOMÍA BLOGOSFÉRICA Todos nosotros tomamos decisiones diariamente teniendo en cuenta, explícita o implícitamente, costos y beneficios. Admitir lo antedicho no significa que nos mueva sólo el dinero. Los seres humanos maximizamos utilidad, sea que la utilidad nos la dé el dinero, el tiempo libre, un sentimiento de satisfacción personal, de ayuda al prójimo, etc. Cada uno sabrá que le da utilidad. Los que blawgueamos también. Nadie nos obliga, nadie nos paga y no obstante hacemos lo que hacemos. El blawgging ha crecido exponencialmente en los últimos años, fundamentalmente por dos razones de raigambre económica: a) Bajas Barreras de Entrada. Más bien, casi inexistentes. Es decir, cualquiera con una computadora y una conexión estable a Internet puede convertirse en un blawgger. Tiempo atrás la situación era muy distinta. Con el paso de los años la brecha digital se ha acortado muchísimo. Prácticamente cualquiera hoy día tiene una PC o puede acceder a una PC pública y conectarse a Internet. Además el software para bloguear es gratuito, intuitivo y amigable. Lo antedicho permite que se puede entrar y salir del mercado del blawgging libremente (sin incurrir en costos hundidos, es decir, costos que no se pueden recuperar). Nuevos competidores entran y salen constantemente de la blogósfera, sin que se requiera una inversión inicial que – si fuera imprescindible y de costo elevado – limitaría en gran medida el acceso al mercado de las ideas online. b) Bajos Costos de Transacción. Costo de transacción es lo que me cuesta realizar un intercambio económico, de cualquier tipo. La blogósfera puede ser entendida como un mercado. Cada actividad de un blogger es una transacción. Para crear un blawg o escribir un post no hace falta pagar cash. Para realizar una transacción en el cibermercado de las ideas utilizo otra moneda: debo disponer de tiempo libre, creatividad y cierta dosis de audacia. Para postear no hace falta dominar una tecnología ultrasofisticada ni un lenguaje de programación hipercomplejo. Existen gran cantidad de sitios que ofrecen herramientas para blogs, planillas prediseñadas y hosting gratuitos que facilitan enormemente las transacciones en la blogósfera. En síntesis, el mayor costo para un blogger es su costo de oportunidad (es decir, lo que dejo de hacer por crear un post). Si las barreras de entrada y los costos de transacción en el cibermercado blogosférico fueran más altos de lo que ahora son probablemente no bloguearíamos. Por ejemplo, una estricta regulación de la actividad del blogging incrementaría los costos de bloguear (debido al efecto disuasorio de potenciales sanciones legales) y podría llegar a destruir el incipiente periodismo amateur en la Web. Puede que justamente esto último sea lo que pretenden algunos proyectos de regulación estatal del ciberespacio, bajo el disfraz de una retórica justificadora. La censura de los contenidos y aún de los comentarios de un post no son predicciones apocalípticas. ¡Ya está sucediendo! En Italia un juez obligó a un blogger no sólo a cancelar el comentario de un lector que según el magistrado interviniente ofendía el honor de un importante manager local, sino también a retirar el post que había motivado el comentario. ¿Debe el blogger ser responsabilizado por lo que publican sus lectores? ¿Debe el blogger ejercer algún tipo de autocensura para evitar eventuales responsabilidades de tipo civil y/o penal? ¿Tiene el blogger obligación de denunciar la dirección IP de quien hace un comentario “ilegal”? Costos, costos y más costos. Bloguear es una actividad que realizamos porque los beneficios superan a los costos. Somos más o menos racionales y siempre que hacemos algo lo hacemos porque creemos que es mejor que no hacerlo. A continuación hago un análisis más detallado de los beneficios y los costos, tanto privados como individuales, de nuestra actividad. 4. BENEFICIOS PRIVADOS El ser humano responde a incentivos . Esta es una de las pocas verdades indiscutibles de la economía. Podemos (y debemos) poner en duda el paradigma de la economía neoclásica, basado en el ultrarracional homo oeconomicus. Hay que admitir que existen fallas cognitivas, prejuicios irracionales, descuento hiperbólico, cálculos heurísticos, instinto de manada, etc. que afectan la toma de decisiones de los seres humanos. Pero que los humanos respondemos a los palos y a las zanahorias es innegable. ¿Qué incentivos tiene el blawgger? Veamos: a) Autoexpresión y autorrealización: Los bloggers somos un poquito narcisistas, queremos que todo el mundo nos lea y sepa lo que pensamos. Nos gusta el show-off. Quizás esto responda a una necesidad psicológica, innata o adquirida, pero diría que es un rasgo característico de cualquier blogger. Nadie bloguea para no ser leído por otros. Bloguear per se nos causa satisfacción (utilidad). b) Marketing personal: Los blawgs sirven para crear reputación. Tener un blawg es una manera de hacerse una reputación en la blogósfera. Si uno es competente, su reputación será favorable y la buena reputación tiene valor económico positivo. El blawg, directa o indirectamente, es una herramienta de marketing personal o profesional. Por ejemplo, los profesores de derecho suelen usar blawgs para colgar sus artículos; los abogados en ejercicio para ofrecer nuevos servicios, etc. En términos económicos la reputación actúa como un self-enforcing mechanism, es decir, para no perder el capital intelectual de los buenos posts anteriores, el blawgger deberá seguir generando contenidos de calidad. En cierto modo, la reputación, el nombre del autor, su nombre de dominio, actúan como una especie de señal o marca personal. La reputación de cada uno de nosotros está en juego cada vez que posteamos. Y, se busque o no el fin de lucro, la reputación siempre tendrá incidencia económica. c) Plataforma política: Usamos los blogs para hacer activismo político (innegable, lo hacemos todos). Desde Aristóteles en adelante sabemos que el ser humano es un zoon politikón. Lo que pasa es que de la política ciudadana a la partidaria hay un largo trecho. Sin embargo algún que otro blogger ha tendido un puente de oro sobre estas aguas turbulentas. Es el caso del más famoso blogger italiano, Beppe Grillo , quien recientemente ha presentado oficialmente su candidatura a la secretaría del Partito Democratico de su país a través de su blog. d) Fuente adicional de ingresos: Sé que pocos ganan plata con los blogs. Yo no he visto ni un centavo por mi actividad bloguística. Sin embargo, no puedo dejar pasar por alto que algunos colegas sí que lucran con sus blogs. ¿Cómo? A través de banners y de publicidad online. Un ejemplo es el servicio AdSense de Google . Eventualmente, un blogger podría ganar unos pesitos extras vendiendo su blog. No es ciencia ficción, ha pasado en los EE.UU. Claro que como tantas cosas que suceden en el país del Tío Sam, no tiene parangón en Latinoamérica. 5. COSTOS PRIVADOS Si bien el blogging es muy, muy barato, nada es gratis en este mundo (como decía Milton Friedman: “no hay almuerzos gratis”). a) Tiempo: El más escaso de los recursos. Ya lo sabía Virgilio: fugit irrerparabile tempus. A nosotros, mortales, el tiempo se nos va, inexorablemente… y no vuelve. Este es quizás el recurso más escaso de un blogger, por ser irrecuperable. El tiempo que dedicamos a bloguear se lo quitamos a otras cosas, que dejamos de hacer (costo de oportunidad). b) Mala reputación: La otra cara de la moneda de la reputación. Si somos desprolijos o cometemos errores graves en nuestros posts nuestra reputación en la blogósfera disminuirá. También si somos innecesariamente agresivos o nos mostramos intolerantes. Para peor, nuestra reputación también se verá afectada en el mundo real si colegas, clientes y amigos leen nuestros horrores. Amigo blogger: piensa bien antes de escribir o mejor aún, piensa si conviene o no escribir. c) Caer mal: ¡No se puede caerle bien a todo el mundo! Otro costo intrínseco de la actividad de bloguear, en la cual muchas veces desnudamos el alma, es el riesgo de que no agradar a todo el mundo. De hecho mucha gente simplemente puede odiarnos, detestarnos o resentir nuestro pensamiento sólo por lo que escribimos en nuestros blogs y sin jamás habernos conocido personalmente. Un riesgo que claramente no correríamos si no osáramos tipear un post. En algunas profesiones este costo puede ser muy alto. Piénsese en un jurista que concursa por una cátedra universitaria y que ha criticado en su blog a un profesor que evalúa su candidatura… No es ciencia ficción, esto también ha sucedido. Bloguear es una profesión riesgosa, no apta para cardíacos. 6. BENEFICIOS SOCIALES Para fomentar legalmente (por acción u omisión, o sea permitiendo o no prohibiendo) una actividad no basta que privadamente convenga a un sector debe además ser socialmente deseable. O sea, desde el punto de vista de la economía del bienestar (welfare economics) debe generar más beneficios sociales que costos sociales. Los blogs crean externalidades positivas (beneficios por los que terceros no pagan) para la sociedad o mejor dicho para toda la blogósfera (que trasciende las fronteras físicas de los países). Los blogs aumentan la cantidad de información disponible en el mercado online de ideas. Poner más información en el mercado es una actividad siempre deseable. Los posts de los bloggers aumentan el bienestar de los visitantes de la blogósfera. La cuestión de si muchos, demasiados blogs son perniciosos es peliaguda. Podría pensarse que mayor sea la cantidad de información disponible mayor será el costo para buscar y procesar aquella que realmente necesitamos. Más aún si, como se suele sostener, no se puede distinguir ex ante la información fidedigna de la falaz. Ahora bien sería difícil, si no imposible, determinar de antemano qué información debe leerse y cual no. Haría falta crear una especie de censor universal de la blogósfera. La sola idea me da urticaria. ¡Un organismo que determine que es cierto y que es falso, que tiene calidad estilística y que no sería peligrosísimo! Además no nos olvidemos del viejo y aún irresuelto dilema: ¿Quis custodiet ipsos custodes? Analizando los pros y los contras, consciente de que la libertad de expresión es pilar basal de las sociedades abiertas, me inclino a pensar que cuantos más blogs (buenos, malos y regulares) mejor. Que cada lector sea el propio juez de lo que lee. Que cada uno se haga cargo de sus elecciones de lectura. La competencia en la blogósfera hará prevalecer a los mejores. He aquí otro efecto democratizador de la Web, al permitir que cada quien decida por sí mismo y sin paternalismos qué quiere leer, ver y escuchar. La regulación de los contenidos de Internet, con algunas excepciones en la que casi todos estamos de acuerdo , me parece fatal. ¡No bajemos la guardia! Sintetizando los beneficios, los blogs aportan a la sociedad: a) Conocimientos específicos: La sociedad se beneficie de la expertise de cada blogger, sus conocimientos y creatividad. Un blawgger es (o pretende ser) un experto en alguna disciplina o rama jurídica y oficia de periodista amateur especializado en su área. El blawgger publica en la blogósfera contenidos de mayor espesor y profundidad que los artículos periodísticos comunes, enriqueciendo de esta manera el caudal de información especializada que circula online. b) Crítica, Debate y Refutación: Un blawgger lee diariamente lo que comentan sus lectores y lo que se escribe en otros blogs. Muchas veces lo que más valor agrega al mercado de las ideas son la sana crítica y el debate racional con otros blawggers o lectores. Esta es una herramienta muy importante que refuerza el mecanismo de autoselección: sabiendo que voy a ser leído y criticado severamente en caso de no argumentar correctamente, autocensuro un posteo irreflexivo y vacuo. Asimismo, la crítica, el debate y la refutación de ideas y argumentos son acciones valiosas en sí mismas porque resaltan errores, aportan nuevos puntos de vista e información. c) Interacción con el público: La estructura del blawg, a diferencia de la de la prensa tradicional hace mucho más fácil, rápido, directo, inmediato y menos costoso interactuar con el lector. A través de la retroalimentación con los lectores se establece un rico diálogo entre productor y consumidor de contenido. Un intercambio fructífero cuando se hace de modo respetuoso, sin ataques personales y con ánimo constructivo. d) Independencia: A diferencia de los periodistas profesionales que desempeñan su rol en alguna estructura tradicional (diario, revista, estación de radio o televisión) el blawgger es un periodista independiente y por ello no está atado a una “política de empresa” o “línea institucional”. Su hobby part-time no viene remunerado a través de pautas en la publicidad oficial o corporativa. La independencia del blawgger, cuyo único límite es su sentido común y buen juicio lo convierten en un informador bastante más objetivo (dentro de lo humanamente posible). 7. COSTOS SOCIALES Las externalidades negativas son los costos que el blawgger, con su actividad, impone a la sociedad. Podríamos hipotizar como tales las siguientes: a) Desinformación: La excesiva proliferación de información de baja calidad en la Web podría ser una consecuencia negativa. La libertad de la que goza el blawgger se transformaría así en una espada de doble filo. Si llegásemos a una situación tal en la que fuere imposible distinguir los blogs buenos de los blogs malos, tendríamos una falla en el mercado de las ideas que podría destruir la blogósfera. Sin embargo, no necesariamente debe suceder de esa manera. El mismo mercado podría encontrar soluciones privadas a la falla (como por ejemplo marcas o sellos de certificación). Además, la reputación que autoconstruye cada blawgger actúa como un autoincentivo para seguir trabajando con el mayor celo profesional y rigor intelectual. Pensemos qué pasaría si decidiésemos regular los blogs para (supuestamente) asegurar la calidad y veracidad de los contenidos. No sólo aumentarían los costos de la actividad, sino que además crearíamos el riesgo de una falla de gobierno. La mala regulación es en muchos casos peor que la ausencia de regulación. O sea, el remedio se vuelve más amargo que la enfermedad. Vale recordar que la calidad y veracidad de la información no necesariamente se garantiza con estructuras reguladas. ¿Es siempre veraz lo que leemos en los diarios o vemos en la televisión? Bastará un breve ejercicio de memoria individual para darnos cuenta de cuantas veces los medios regulados voluntariamente han mal informado o desinformado. Con esto no quiero con esto decir que los blawggers son mejores que los periodistas, ni que los blogs son mejores que la prensa, la radio o la TV. Simplemente digo que, mutatis mutandis, todos los medios de información corren con el mismo albur. Estén atentos. ¡Caveat lector! b) Competencia desleal: Para algunos los blawggers estarían compitiendo con los periodistas profesionales y esto sería indeseable debido a que la proliferación de los primeros haría que los segundos desaparezcan o disminuyan en número. Este argumento contiene un juicio de valor implícito: que las notas de los periodistas profesionales son más valiosos que los posts de los bloggers. ¿Es realmente así? No me animaría a responder de modo categórico. Muchas veces, detrás de altas declamaciones de principios morales y deónticos se esconden los intereses de un grupo, de una corporación, de un gremio que sólo busca cartelizar la industria para mantener altos sus salarios, artificialmente baja la producción, y eliminar o limitar seriamente la competencia. Será mi (de) formación económica o mi creencia en los principios liberales clásicos lo que me instintivamente me lleva a desconfiar de quienes pregonan mayor proteccionismo (en cualquier área que sea) y dar la bienvenida a la competencia. La competencia conlleva siempre tres resultados socialmente deseables: precios más bajos, mayor producción y productos más afines a las verdaderas necesidades del consumidor. c) Violación de la ley: Otro efecto indeseable tendría lugar si los blogs se usaran para diseminar contenidos ilegales (por ejemplo, vulnerando los derechos de propiedad intelectual, las leyes que protegen la privacidad, etc.). Puede que un blogger NN conquiste a su público suministrándole ilegalmente contenidos protegidos por el derecho de autor (esto también ya ha sucedido ). Pero en tales casos, mejor que censurar la red sería responsabilizar legalmente a delinque a través de la red. Ahora bien, para que la represión sea eficaz habrá que ver si las sanciones previstas para situaciones normales tienen suficiente efecto disuasivo en la blogósfera. Según la teoría económica neoclásica, bastaría con que la probabilidad de ser detectado multiplicado por la cuantía de la sanción sea superior al beneficio esperado por el infractor , siempre y cuando sigamos creyendo en el cuestionado paradigma de hiperracionalidad del homo oeconomicus… La ley debe hacerse respetar tanto en el mundo físico como en el virtual, sin discriminación entre entornos . 8. EL BLOGGER COMO PERIODISTA Una manera de entender el fenómeno del blogging es considerándolo como una forma de periodismo vocacional. Larry Ribstein llama a los bloggers periodistas amateurs (amateur journalists), Orin Kerr los define como intelectuales públicos, precisando que: “a public intelectual is a commentator who offers an unusually deep or thoughtful analysis of public affairs or social trends that is read by a relatively wide audience ”. Sea cual fuere el rol que prefiramos, en todos los casos el blawgger es un productor de contenidos libremente accesibles en el ciberespacio. Entonces ¿el blawgger, en cualquiera de los roles descriptos, compite con otros proveedores de información? Sí. En este hiperespecializado mundo hodierno siempre me pregunté cómo hacen los periodistas para ser omnisapientes… ¿Qué especialización tienen los periodistas tradicionales, esos que opinan con la misma soltura de política, economía, relaciones internacionales y el fútbol del ascenso? ¿Es deseable que un no-científico divulgue ciencia, un no-economista analice la política económica de un estado y un no-jurista valore una sentencia judicial? Ciertamente en Sudamérica los científicos-periodistas, economistas-periodistas y juristas-periodistas no abundan. En su lugar, el reportero factótum escribe, opina y valora todo lo que la dirección le ordena que cubra. La especialización brilla por su ausencia. El periodista moderno (con o sin título universitario) aprendió a redactar e influenciar a la opinión pública, pero no sabe en profundidad de derecho, ni de economía, ni de ciencia. El periodista tradicional conoce la forma pero no el fondo. Existen notables excepciones, pero en general el periodista sudamericano es un opinólogo profesional, un buen comunicador que no domina a fondo ninguna materia (en inglés se dice Jack-of-all-trades and master of none). Me hago cargo de lo que digo y ello queda demostrado cada vez que leo el comentario de un periodista a un nuevo proyecto de ley. En la prensa tradicional, los comentarios de los expertos quedan relegados a la marginal sección de “opinión”, con algo de suerte. En cambio, cuando empieza a postear, el blawgger sabe de derecho y no de periodismo. El periodista vocacional online aprende los gajes del oficio de la comunicación masiva en la trinchera digital. Aclaro, no propongo que los profesionales de cada rama sean los únicos capaces de escribir crónica, sino que abogo por mayor competencia y especialización en el ámbito de las fuentes de información. Ya que hay tantos abogados, médicos y otros tantos profesionales que no logran insertarse laboralmente en sus respectivas profesiones, aquellos con vocación y talento para la comunicación social harían bien en buscar allí su nicho de mercado. Entonces, ¿los blogs van a hacer que el periodismo tradicional desaparezca? Difícil saberlo, parecería poco probable. Al fin y al cabo, a menos que el blawgger amateur se convierta en blawgger profesional, se dedicará a su hobby de modo part-time y lo subsidiará indirectamente con otros ingresos (de su profesión principal como abogado, consultor, profesor, etc.). En cualquier caso, el resultado es beneficioso. Los blogs permiten que en la blogósfera coexistan opiniones distintas, que se divulgue información especializada y que compitan los productores de noticias entre sí (tanto profesionales como vocacionales). Que cada lector elija lo que quiere leer y de qué fuente quiere leerlo. 9. UNA PIZCA DE PUBLIC CHOICE La escuela de la Selección Pública (Public Choice ) aplica la teoría económica a los procesos políticos, lo que permite explicar y predecir el comportamiento de los actores políticos y grupos de interés. Los blogs, se dice, influyen y hasta pueden determinar cambios en el modo de hacer política. Desde esta perspectiva (la de los grupos de interés) James Miller predijo tres áreas en las que los bloggers podrían ser objeto de ataque de parte de periodistas profesionales, pues éstos últimos tratarían de defender su mercado y ventaja competitiva. Las tres áreas son (a) la reforma de la financiación de las campañas políticas, (b) la legislación sobre difamación y (c) el derecho de autor. Si bien pareciera que el autor ha pintado un panorama más sombrío de cómo lo veo, vale la pena repasar sus conceptos. Los periodistas profesionales, no obstante ser una minoría tienen hoy día mayor poder de lobby que los millones de bloggers desperdigados por la blogósfera. No sólo los medios de comunicación masivos y sus operadores profesionales concentran mayor poder económico sino que además tienen la capacidad de manipular la opinión pública orientándola (o desorientándola) políticamente. De cualquier manera, no conviene exagerar. Muchos sitios portales de diarios en formato papel han incorporado blogs a sus sitios webs institucionales. Blogs escritos por sus propios periodistas o columnistas, pero blogs al fin. ¿O no? ¿Es un blog institucional tan blog como uno independiente? Personalmente creo que el encanto y la atracción de los blogs reside en que cualquiera puede bloguear, sin que se requiera pertenecer a una institución, grupo o profesión determinada. La belleza de la web esta en que el ciberlector premia con su interés al blogger más competente. Importa el fondo más que la forma. Me parece más útil el blogging independiente, no ligado a una institución o compañía determinada. Uno que dependa del estilo, conocimientos y creatividad del autor. ¡Los blogs son intuitu personae! Más independiente sea el blogger tanto más útil será su aporte que aumentará el caudal de ideas que circulan por la blogósfera. 10. ANTIBLAWGGING (OPINIONES CRÍTICAS) El blawgging, como toda nueva actividad, es incómoda para muchas personas (físicas y jurídicas). Algunos académicos norteamericanos han criticado ferozmente el recurso de los blawgs. Como veremos, la crítica esconde una justificación económica. Por ejemplo, el tono de Brian Leiter es elitista: “(…) the Internet in general, and blogs in particular, eviscerate and obscure expertise because the Internet’s most distinctive feature is the elimination of mediating boundaries: of distance, experience, education and intelligence. While the elimination of the first is an advantage, the elimination of the others poses problems for serious scholarship”. El mismo autor, en otro párrafo de sesgado paternalismo antidemocrático, agrega: “what people want is hostage to their ignorance and irrationality, the latter two characteristics often exploited by the marketplace”. O sea, para Leiter sólo los iluminados que han logrado salir de la oscuridad de la caverna son capaces de decidir racionalmente qué leer y en consecuencia son los únicos idóneos para aconsejar a los menos dotados intelectualmente qué deben leer. Dicho de otra manera, la democratización del conocimiento que genera la Internet es una amenaza para ciertos “barones” que quieren mantener sus “feudos” universitarios (o de cualquier otro tipo). No debería extrañarnos. Para un profesor norteamericano con antigüedad, salario competitivo, cátedra garantizada de por vida y lecciones ya estudiadas los blawgs representan una amenaza. ¡Toda innovación tecnológica es una amenaza para los que se resisten al cambio educativo! No digo que necesariamente todos los profesores reaccionen de la misma manera, por fortuna no siempre es así. Dependerá, entre otros factores, de la edad, ambición, visión, brecha tecnológica, honestidad intelectual, etc., de cada cual. Sí digo que la tendencia a defender la “quintita” propia es natural, pero no por ello deseable desde el punto de vista social. Toda nueva tecnología impone un elevado costo (o sea, empinada curva de aprendizaje) a quienes no la manejan. Para la vieja guardia el costo suele ser demasiado alto. En cambio, para los juristas noveles, que se han criado con la tecnología y aún no han consolidado una posición académica, el costo es menor. No es casualidad que la mayoría de los blawggers, con excepcionales excepciones, sean jóvenes. Más joven, menor el costo de oportunidad y menos empinada la curva de aprendizaje tecnológico. Menos joven, mayor el costo y mayores las razones para oponerse al cambio. Si viéramos el conflicto tan sólo en términos individuales, las razones de un sector serían tan válidas como las del otro. Sin embargo, un regulador capaz debería pensar en el bienestar agregado de la sociedad (social welfare para los economistas, bien común para los juristas). Desde ésta óptica, es indudable que la gran cantidad de beneficios sociales que la actividad del blawgging genera (que superan con creces sus costos sociales) hace deseable su proliferación. A riesgo de sonar anárquico (no lo soy) llamo a derribar la torre de marfil. Hoy más que nunca hace falta democratizar la universidad. Con mayor énfasis en la excesivamente formalista y escasamente meritocrática universidad pública sudamericana. Como en todos los ámbitos, la innovación es la madre del progreso y no hay innovación sin un ambiente abierto a nuevas ideas, horizontalizado y tan alejado del nepotismo, amiguismo o favoritismo como sea posible. Para Thomas Ulen y Nuno Garoupa la razón por la que Europa está por detrás de los EE.UU. en innovación educativa (léase, creación de conocimiento útil) se debe a la poca competencia y al formalismo recalcitrante de la universidad del viejo mundo, que se ha convertido en un sistema dirigido a perpetrar una casta sin mayores méritos intelectuales. La educación en Latinoamérica, por razones estructurales y políticas, se halla aún muy por detrás de Europa. La blogósfera, al carecer de mediadores es un excelente mecanismo de libre mercado para la circulación de nuevas ideas. La Internet acerca a productores (bloggers) y consumidores (lectores) de información sin que hagan falta intermediarios, disminuyendo así los costos de transacción. Otra gran ventaja deriva de la inmediación, si no se satisfacen las necesidades del consumidor éste simplemente dejará de “comprar”. Las preferencias de los lectores se manifiestan con un clic. El blog que no sepa atraer lectores será condenado al ostracismo virtual y dormirá el sueño eterno en algún server perdido por ahí. El blawgging también democratiza al darle derecho de voz a todo blawgger que desee serlo, sin que se requiera pertenecer a una determinada casta política o profesional, sin jerarquías y sin estar atado a tal o cual discurso oficial. He aquí un importantísimo valor agregado del blawgging en su faz política y que fomenta la creación, circulación y difusión de nuevas doctrinas y teorías en la blogósfera. En síntesis, una nueva forma de activismo político, no partidario. Richard Posner y Gary Becquer reconocen la revolución que significa el blogging en la introducción de su propio blog: “Blogging is a major new social, political, and economic phenomenon. It is a fresh and striking exemplification of Friedrich Hayek’s thesis that knowledge is widely distributed among people and that the challenge to society is to create mechanisms for pooling that knowledge. The powerful mechanism that was the focus of Hayek’s work, as of economists generally, is the price system (the market). The newest mechanism is the “blogosphere”. La alusión a Hayek es más que pertinente. El economista austríaco sostenía que la información se distribuye de modo más eficientemente por el libre accionar de los individuos a través del mercado que mediante un sistema que centralice la toma de decisiones. La Internet no es otra cosa que un gran libre mercado de ideas (marketplace for ideas), los bloggers no somos otra cosa que emprendedores/creadores de contenidos online. Finalmente, debo decir que no creo que el blog jurídico reemplace (ni deba reemplazar) a la doctrina jurídica tradicional, esa de las revistas, manuales y tratados. Adhiero a la opinion de Lawrence Solum: “scholarship is about papers, not blogs”. En otras palabras, blawgs y doctrina se mueven en mercados diferentes. Los blawgs tienen un rol diferente: sirven para dirigir la atención del lector hacia eventos contemporáneos, llamar a la reflexión o a la acción inmediata, diseminar novísimas tendencias y hasta como medio de autopromoción. Los blawgs son sólo la punta del iceberg de un movimiento más amplio. Ayer fueron los newsgroups, hoy son los blogs, quizás mañana será otra cosa. Me permito aquí una nota precautoria, ¡no nos atemos a una tecnología determinada! También a la tecnología hay que dejarla libre. En síntesis, somos parte de un movimiento democrático comprometido, basado en el libre acceso y circulación de ideas, sin intermediarios ni censura. Es nuestra responsabilidad como bloggers que se mantenga así. 11. BLOGGING ¿LIBRE O REGULADO? Un tema que no quiero dejar pasar, porque tiene incidencia directa sobre el costo del blawgging y es por tanto determinante de su supervivencia, es la decisión política de regular o no regular nuestra actividad. La disyuntiva debería encararse de la siguiente manera: ¿Cuál de las dos alternativas es más eficiente? Entendiendo como eficiente la que promueve mayor bienestar social agregado. Para no distraernos con entelequias filosóficas o verborragia leguleya, al bienestar social lo entiendo en términos económicos, por ser un parámetro (más o menos) objetivo y menos dable a la manipulación sectorial. Siempre que tengamos una actividad que se expande, crece y prospera ¿es necesaria su regulación? Si así lo fuera, ¿sería la regulación pública la mejor alternativa? ¿O quizás debamos buscar otras soluciones como la regulación privada (autorregulación)? Recordemos que a mayor regulación mayores costos de transacción para los blawggers y que si la regulación impusiera estándares de cuidado y de responsabilidad demasiado altos, muchos de los que hoy somos blawggers no lo seríamos. Por fortuna, hasta la fecha, regular la Web ha demostrado ser una tarea inútil. Debido a la tasa de innovación tecnológica, la velocidad del intercambio de datos, el carácter libertario de muchos bloggers y las normas sociales de la blogósfera cualquier ensayo regulatorio parecería destinado de antemano al fracaso. Además, ¿regular para qué? Se encuentran vigentes leyes que protegen los derechos de propiedad intelectual, la privacidad y otros fattispecie que se aplican tanto en el mundo real como al virtual. La dimensión transnacional de la Web, que no reconoce las fronteras políticas de los países, hace aún más complejo e inútil cualquier intento de regulación nacional de la Internet. Analicemos, como contrapartida, algunas alternativas de autorregulación. a) Los llamados códigos de deontología profesional o de buenas conductas no han sido bien recibidos por los bloggers. Simplemente, puede que el código de ética válido para el blogger A no sea aceptable para el blogger B. En líneas generales los códigos de ética bloguera son demasiado vagos o muy generales como para ser universalmente útiles. Siendo un poco más cínico, habría que admitir que muchas de las conductas generalmente consideradas antiéticas son las que hacen a un buen blogger. Una saludable falta de respeto hacia el orden constituido y las vacas sagradas del establishment es lo que quiere leer el ciberlector disidente. Para las versiones canónicas existen las páginas Webs de obsecuentes medios oficialistas. b) Las licencias Creative Commons no son otra cosa que una solución privada (autorregulación) al problema de la propiedad intelectual en la Web. Aprovechando la legislación vigente el profesor Lawrence Lessig diseñó una solución contractual para responder a las necesidades de quienes están más interesados en la diseminación de sus obras que en la exclusión a su acceso. No veo a Creative Commons (ni al software libre o movimientos similares) como Némesis de los derechos de propiedad intelectual, sino como soluciones privadas eficientes para casos concretos en los que la regulación pública tradicional no funciona. Un Bill Gates querrá derechos de propiedad intelectual cada vez más fuertes porque ya detenta poder de mercado, en cambio una nueva banda de rock de garaje (garage band) priorizará la difusión de su música. Optar por uno u otro régimen dependerá de los costos y beneficios individuales, de las preferencias y valores personales. Ambos modelos de negocios son válidos, pero tienen distintos fines. c) Reciente literatura de Law & Economics ha destacado la importancia de las normas sociales para la regulación de conductas. Éstas son reglas endógenas que un determinado grupo usa para definir valores, creencias, actitudes y conductas apropiadas e inapropiadas, explícita o implícitamente. La cultura del blogging ha generado espontáneamente un conjunto de normas sociales cuya violación causa una sanción grupal. Los blawggers creemos en el respeto de las opiniones de los demás, la libre circulación de información, las redes abiertas, el linkeo explícito, la honestidad intelectual, etc. Las normas sociales que han evolucionado lo han hecho porque son eficientes medios de regulación social y su efecto disuasivo es destacable: el blogger que viole los usos y costumbres de la blogósfera será condenado por sus pares a la muerte civil virtual. En un medio en el que el principal valor es intangible perder la reputación equivale a perecer. En síntesis, dejemos que la autorregulación y la tecnología sigan su curso. Sin interferencias innecesarias. Caso contrario el latente riesgo de desacelerar la innovación y limitar el libre intercambio de ideas podría convertirse en real, con nefastas consecuencias sociales. 12. BLOGGING AL NORTE Y AL SUR Blawguear no tiene los mismos costos en el Norte que en el Sur del continente americano. Una gran cantidad de papers norteamericanos discurren sobre la conveniencia o no, para un profesor de Derecho junior (o sea, aquél que no ha conseguido la tan ansiada tenure) de dedicarle tiempo al blawgging . La tenure track es el vellocino de oro de los catedráticos estadounidenses. Se trata de una institución que garantiza la inamovilidad en el cargo con un buen sueldo de por vida (y posterior jubilación). Sólo puede despedirse a un tenured professor con justa causa, lo que no es común. Si la zanahoria sirve para fomentar la independencia de criterio y la libertad de cátedra o hace que los profesores se conviertan en parásitos sobrepagados no es tema de este análisis. Lo que quiero resaltar es que debido al funcionamiento del sistema educativo de EE.UU., en relación a su equivalente sudamericano, la actividad del blawgging es un hobby más atractivo para el jurista del hemisferio Sur. Como en EE.UU. el objetivo de cualquier joven investigador o profesor es conseguir tenure, a ese fin enderezan todos sus esfuerzos. Siendo la vía rápida para la tenure publicar en revistas reconocidas (publish or perish!) por ser las que otorgan más puntos en los concursos para acceder a una cátedra invertir tiempo en blawguear, actividad aún no valorada académicamente, podría ser una pérdida de tiempo. En cambio, en Sudamérica, donde los profesores están por lo general mal pagados y por ende acostumbrados a subsidiar indirectamente la actividad académica con la actividad profesional, dicho riesgo se diluye. No digo que sea una ventaja, pero debido a que es casi imposible vivir de la docencia en nuestros países (al menos en la Argentina) la carrera académica no desincentiva el blawgging. Además, el blawgger académico latinoamericano – con algunas excepciones – no goza de las mismas facilidades que su colega norteamericano para publicar en revistas de prestigio internacional o asistir a congresos y conferencias en el primer mundo. No por una cuestión de mayor o menor calidad intelectual sino fundamentalmente por la falta de recursos materiales. Por tal razón hacer resonar nuestras ideas en el ciberespacio es más importante para nosotros, desde el Sur. Es, quizás, nuestra única opción. Entonces, si para quien persigue una carrera académica en los EE.UU. la actividad del blawgging le representa una disyuntiva seria (debido al costo de oportunidad) para su par latino es una oportunidad única de ser leído y conocido por miles de ciberlectores que de otra forma no tendrían la oportunidad de conocerlo. El blawgging es una herramienta que mejora nuestro posicionamiento y nos permite competir en el mercado global de las ideas. La Web no representa una amenaza para el abogado latino, sino una oportunidad. CONCLUSIÓN La conducta de los blawggers, como cualquier conducta humana, responde a incentivos. Conocer cómo reaccionarán los seres humanos ante ciertos incentivos es fundamental para diseñar instituciones jurídicas que fomenten acciones socialmente deseables y disuadan conductas peligrosas. La libertad de expresión es un valor fundamental de la democracia cómo prueba la ciencia económica. La blogósfera es un libre mercado de ideas. Los blawggers somos emprendedores, creadores de contenidos que agregan valor al ciberlector. Para que la libertad de expresión y el libre intercambio de ideas continúen enriqueciendo nuestra existencia hace falta que las barreras de entrada y los costos de transacción en la blogósfera se mantengan bajos. En consecuencia, debemos estar atentos y resistir cualquier intento regulador que solapadamente y bajo un ropaje garantista intente censurar la libertad de expresión en la blogósfera. La disminución del caudal de información que hoy día circula libremente online llevaría a una pérdida neta de bienestar socia

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